miércoles, 23 de septiembre de 2009

Cuando la naturaleza rompe las reglas gramaticales

Será que con cuando trato de explicar las cosas que mas me apasionan, las que mas me atormentan, caigo en unas ciertas profundidades que de pronto, me hacen decir cosas que no se entienden. Espero, sinceramente, que este no sea el caso del día de hoy. Como bien lo sabes te he contado docenas de cosas sobre el Bajío te he dicho que soy originario de ese lugar y si, allí anduve reencontrándome luego de una buena cantidad de años, dos lustros para ser exactos, pero, dadas las circunstancias que a ti y a mi nos están afectando en estos momentos, es decir, al bolsillo, volví a Baja California Sur pues tuve una oferta de trabajo.

El que no siga en el Bajío o que ande en los estados circunvecinos no quiere decir que mi modo de ver las cosas cambien, así que, ahora en la Baja California Sur, me pude hacer un paréntesis a lo que para mi es nuevamente la rutina laboral y pensé oportuno compartirlo contigo hoy, precisamente hoy que me sigo maravillando al ver las fotos que logré. Una vez alguien, un fotógrafo profesional, norteamericano para ser más precisos, me dijo que en pocos lugares hay tal luminosidad como en esta parte del mundo, razón por la cual venir acá para fotografiar es un verdadero privilegio que no se pueden perder. Hoy lo comprobé.

De la península de Baja California te he contado y te contaré muchas cosas, pues, al igual que Guanajuato, que el Bajío y que cualquier parte de nuestro México, hay material para quedarnos mudos, si es que lo platicamos, quedarnos sordos, si es que lo oímos, y quedar exhaustos, si es que lo escribimos, así que antes de que cualquiera de estas tres cosas sucedan pasemos a los hechos.

El calor que todo septiembre agobia a esta parte de México es, sencillamente, difícil de explicar, con solo decirte que a las seis de la mañana, cuando amanece ya hace calor, te podrás imaginar el resto del día. Si eres lo suficientemente pródigo en tu imaginación, piensa lo que significa andar en la calle, caminando a las tres de la tarde. Te aseguro que nunca has sentido algo peor, incluyendo a Sonora.

Solo que la recompensas que vas teniendo a cada paso, a cada metro es, sencillamente inmensurable, pues el paisaje de la Baja California Sur, especialmente ahora que el verdor está en su apogeo, difícilmente lo podrás encontrar en otra parte del país. Si vienes por acá y en esta época del año, te darás cuenta de que, en efecto, somos 90% agua, pues beberás tanta, como nunca lo has hecho, sudarás tanto, como difícilmente te lo has imaginado, pero la naturaleza es tan grande, que con solo un día de lluvia, tenemos frente a nosotros toda la esplendidez que el verbo verdear puede conjugar, digo, si es que los colores se pueden conjugar, pero aquí, en Baja California Sur, en verdad te lo digo, los colores se vuelven verbo y sí, se conjugan.

Y ayer, día casi cabalístico, entrada del otoño, me tocó estar en La Paz y fui testigo de algo que siempre se ha dicho, que no hay lugar mejor para admirar una puesta de sol, como el Malecón de La Paz y pues si, si es verdad, para donde voltees hay color, así pues, gocemos de este que fue el primer atardecer del otoño 2009. Es decir, conjuguemos el verbo anaranjar.







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