sábado, 27 de noviembre de 2010

Mi visita a la Expo Bicentenario

Luego de varios meses de construcción se inauguró la Expo Bicentenario, esto sucedió a mitad de Julio de presente año, quise ser de los primeros, pero los comentarios que comenzaron a salir de allí no eran nada positivos, así que preferí esperarme y lo hice hasta finales de Septiembre, mis expectativas eran muchas, considerando todo lo que se decía en los anuncios, el pabellón emblemático Un Paseo por la Historia se antojaba inigualable, así que para allá me lancé.

Varias docenas de camiones y centenares de educandos se agolpaban en las entradas, pensé que esto sería cosa difícil de caminar pero no fue así, las colas se fueron definiendo muy bien a las entradas de los pabellones, las más largas, la de mi objetivo, el Paseo por la Historia y uno donde se exhibe como pieza máxima un mamut reconstruído a tamaño natural.

Si embargo el truco que me comentaron apenas unos días antes funcionó, las gigantescas colas es para controlar los numerosos grupos de estudiantes que de todos lados del estado llegan a ver la Expo Bicentenario, para uno, los individuales, especialmente los que ya cargamos varias décadas encima, la entrada era por la salida, de ese modo se evitaban las colas, así que pudimos entrar con facilidad al pabellón que era el objetivo.

La estructura es impresionante, una arquitectura moderna, de línea y geometría bien definida, aquí estamos dentro del pabellón Un Paseo por la Historia, vemos las interminables colas, y lo que se ve de espalda es la reproducción del primer monumento que se levantó en todo México en honor del cura Hidalgo, en Tenancingo, Estado de México. Si te interesa saber más sobre ese monumento, en el blog de Cabezas de Águila está su historia.

En el folleto de presentación leo: "La exposición se divide en dieciséis salas que tratan los simbolismos crados por los primeros pobladores de lo que hoy se conoce como México; se ahonda sobre los significados de los templos piramidales de nuestros ancestros; sobre la importancia de la música, la danza y el canto, y cómo, con la llegada de los españoles, se fusionan las culturas autóctonas con las europeas; se revisa la época virreinal, y la influencia de los cambios en la monarquía española y sus consecuencias en la Nueva España: la Independencia y el pensamiento de entonces que derivarían en un Imperio, en el triunfo de la República y las más de tres décadas de gobierno porfiriano; se matiza acerca de las causas de la Revolución y sus momentos álgidos; se puntualiza en los proyectos nacionales y sus alternativas para llegar a las contradicciones de la modernidad. Por último, el paseante encontrará en el Huapango de Moncayo la conjunción perfecta de la mayor riqueza del país: su cultura y arte".

Ante tal presentación las expectativas, a unos momentos de entrar al recorrido, crecieron aun más... lástima que, como muchas cosas en nuestro país, en el papel suenan muy bien, la realidad es otra. Mi primera decepción fue en la sala que, si bien se hizo allí, y en todas, un gran despliegue de recursos audiovisuales, me desilusionó, era apenas la tercera, en donde se muestra en una proyección simultánea en cuatro pantallas que a la vez forman las paredes del cubo en donde uno está sentado; pues esa Guerra Florida carece de color y de fuerza. Lo peor del caso es que ésta sala contó con la asesoría de doctor Matos Moctezuma, se llama La danza de las conquistas. No sigo con la descripción de cada una de las 16 salas, la constante es la falta de color y la agilidad.

En el mismo tono se siguen desarrollando las demás representaciones, carentes de color. Si bien es impactante ver las proyecciones sobre pantallas transparentes en donde la apariencia de los actores reciclados es casi real. Digo que reciclados porque los mismos aparecen caracerizados en una escena del virreinato que del porfiriato... Pero llega el momento en el que el aburrimiento se desborda en una presentación laraga, sin interés, con un corrido por demás simple y que lo menos que hace es motivar, mucho menos cautivar la atención. Iba rodeado de escolares, seguramente del primero de secundaria que lo único que añoraban es salir de allí, estábamos ya en la sala 12 llamada El vuelo de Madero, esta presentación fue con la asesoría del doctor Javier Garciadiego.

Estas colas infinitas se mantuvieron durante varios meses, dudo que los escolares se hallan llevado una buena cantidad de conocimientos, si bien se divirtieron porque los sacaron de sus aulas escolares, pero, la verdad, el objetivo de eduacar, creo que no se cumplió. Lo que a mi juicio fue lo peor de todo es la sala final, Concierto mexicano, con la asesoría de Eugenia León. Allí se interpreta con una buena cantidad de recursos en pantallas, en audio, en efectos, con proyecciones sobre cortinas de humo, un Huapango que ha sido el más desalmado que he oído en mi vida. Es recurrente que en los eventos masivos en donde se venera el concepto de Patria se oiga esta pieza, que es extraordinaria y que cumple con su cometido, pero en esta ocasión no. Pude ver que todos, todos los que estabamos allí dentro, nadie ni gritó, ni se movió, dudo que se hayan emocionado ante los acordes creados por Moncayo, fue triste.

De los otros pabellones, a los que entré, ya te comenté lo que allí hay. Los espacios creados son bellos, modernos, seguramente son desarmables, están muy bien acondicionados, perfectamente iluminados y climatizados, al salir a la explanada el sol te calcina, pues en esa zona de Guanajuato pega como plomo.

Hay una enorme fuente que se va moviendo de acuerdo a la música que inunda la plaza central, tengo entendido que en la noche la iluminan y se vuelve todo un espectáculo, pero yo visité el recinto de día... me comentaron que también hay proyecciones en los muros de algunos pabellones a determinada hora de la noche.

Y, como todo evento masivo, en el que necesitas de todo un día para recorrerlo, hay dos zonas de comida, una en donde se hace toda una loa a la comida chatarra, incluidas tortas, tacos, tostadas, hamburguesas y hot dogs que está más bien enfocada a los escolares de primaria y secundaria, pero como no es exclusivo para menores, igual hay venta de cerveza. $25 pesos la media, igual que en un restorán "catrín".

Y hay una zona de bares y comida en donde se abarrota de jovenes universitarios cuya fiesta, según pude constatar a las tres de la tarde ya había comenzado... esa zona está contigua a donde se levanto el gigantesco escenario que cada noche presentó espectáculos musicales, en su gran mayoría, diré que el 90%, música popular, incluida banda y pop. Esto lo sé porque oí diariamente la programación que daban a través de las emisoras de radio.

El recinto es de diseño vanguardista, sí. La exaltación a los medios audiovisuales están presentes: sí. ¿Hay un contendio?: creo que no. Al final del día haciéndome la pregunta que una conocida comunicóloga hace al finalizar sus entrevistas, me refiero a Fernanda Familiar, hace a sus entrevistados: ¿Con qué te quedas de esta plática? yo me la hice así: ¿con que te quedas de esta Expo? y la verdad por más vueltas que le dí, llegué a estas respuestas: me quedo con que ví, luego de 30 años una pintura de Alice Rahon, me quedo con que me ahorré el viaje a Tenancingo, para documentar el primer monumento que se levantó a Hidalgo y me quedo con cuatro estupendos libros que en el pabellón del estado de Tamaulipas tuvieron a bien obsequiarme.

Ah, y lo úncio que verdaderamente me pareció muy bien llevado, único y digno de comentar, dentro del pabellón del Viaje por la Historia, es la sala 13, Momentos revolucionarios, con la asesoría del doctor Salvador Rueda, en donde se reproduce un vagón de ferrocarril, pensando aquello de que "la Revolución se hizo en tren". Cuando estas dentro comienza la proyección en las paredes laterales que te dan la sensación de que vas en movimiento, aunado a los muelles que tiene ese vagón virtual y que hace los enfrenones, y movimientos en péndulo propios de esos equipos... ese creo es el que salva la exposición.

Esta era la parte de espectáculos, creo que ya no funciona más, pero el resto sigue abierto hasta el 30 de enero, todos los días, menos lunes, desde las diez de la mañana. Si es que las cuotas no cambiaron, el acceso es de tan solo $15 pesos. Si tienes auto es fácil llegar, tomas la carretera 45, en le tramo Irapuato-Silao verás que a la derecha está la desviación a Guanajuato, entra por la que te lleva primero a la planta de la Chevrolet, pasandola está el acceso a la Expo. Si no tienes auto, tomate tu Flecha Amarilla hasta Silao, y allí espera el camión local que va a Guanajuato y te dejará en la mera entrada.









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