jueves, 4 de noviembre de 2010

Y... ¿realmente el cambio de horario se dio en el gobierno de Zedillo?

No se tú, pero a mi el horario que realmente me acomoda es el que actualmente tenemos, el que ahora se llama de "invierno", que en realidad es el horario verdadero, es decir, el que siempre hemos tenido, de acuerdo al sol y, sobre todo, a la tradición. Checando en el SENEAM, encontramos lo siguiente: "Desde 1996 se practica en México el cambio de horario. El primer domingo de abril y el último domingo de octubre a las 2h00 de la mañana se realiza el cambio de horario". Entoces la duda surge: ¿fue en nuestra generación cuando se dio en México el cambio de horario? Muchos pensamos que sí, pero en realidad no fue así. Digamos que, a propósito del Centenario de la Revolución Mexicana, el cambio de horario fue... precisamente... un triunfo indiscutible de la Revolución, como antes se decía.

Ahora que nos recetarán una buena cantidad de literatura en torno a la "Revolución" seguramente oiremos más que nunca el nombre de Plutarco Elías Calles, el cual no se llamaba así, si lees su biografía descubrirás su origen y su nombre auténtico. A él lo conocemos, sobre todo en los Altos de Jalisco y el Bajío, por haber encabezado el movimiento anti-religioso, ese que todos conocemos como Guerra Cristera. A Plutarco Elías Calles se le considera como el consumador de la Revolución. ¡Imagínate que consumadores tenemos, Iturbide en el Bicentenario y Calles en el Centenario! Pues bien, te compartiré la gran sorpresa que me llevé leyendo uno de esos libros que adquieres por verdadera fortuna, uno de esos de edición más que regional, de núcleos sociales y que se publicó en 1982 como consecuencia de la muerte, por ende a manera de homenaje post-mortem de don José Rojas Garcidueñas. Te transcribo el episodio completo:

"Cuando el vetusto Teatro Juan Valle, se le hicieron adaptaciones con el fin de poder exhibir películas cinematográficas, normalmente entonces funcionó como cine. Era le épcoa del cine mudo; época de superproducciones como La Banda del Automóvil Gris, cuyo argumento se desarrolló en tres parts, proyectándose una cada tres días. Las películas de Edie Polo y Tom Mix las cuales despertaban interés en hombres y mujeres, niños, jóvenes y adultos hasta culminar con la exaltación de los dos artistas a la cúspide de la idolatría. Pero también entre el alud de producciones norteamericanas, el cine nacional apenas se iniciaba, destacó un artista personificando al tipo del hombre de mucho mundo, elegante, irónico, pero de exquisita languidez: Adolphe Menjou, el caballero insustituible en el campo de la intriga.

Las funciones de cine se amenizaban con la clásica pianola, desgranando para solás de los espectadores, desde el inolvidable vals de Juventino Rosas, Sobre las Olas, las Tres de la Mañana, Ojos de Juventud, Alejandra, Morir por tu amor, hasta llegar a la alegre música evocadora de la moda femenina, Las Pelonas. Música melodiosa evocadora de receurdos rumiados en la penunbra de la sala.

Benito Casillas, por cierto familiar cercano de José Rojas Garcidueñas, ingenioso, agudo, de dotes excepcionales, no cultivadas, para el dibujo, de sonrisa directa, era una dmirador de Menjou y por ello, le llamábamos el caballero. Y en realidad hubiera sido excelente figura para la inspiración de Don Miguel de Cervantes Saavedra o del pintro Diego de Velázquez.

El caballero gustaba recorrer las calles de Salamanca, usando su impresindible sombra de ala ancha, observando las figuras de la gente pueblerina, con especialidad la de las viejecitas devotas concurrentes a diario a cualquiera de las iglesias, el Hospital, San Agustín o la Parroquia. Las veía con sus vestidos verdinegros por el uso, asomando apenas sus caras arrugada del chal con que se cubrían, dejando ver el cabo de una vela de cera que salía de la bolsa y llevando como artículos indispensables sus lentes y su escapulario bien del Carmen, bien de la Orden Tercera, de la Guardia de Honor o de la Vela Perpetua. A Benito le gustaba convivir con ellas en los sacros recintos, no por devoción, sino para observar cuidadosamente sus movimientos, gestos y actitudes con el fin de plasmar sus figuras en el papel, haciéndolo con una facilidad asombrosa. Así llegó a ser famoso en el dibujo de los "roedores de sacristía, como irónicamente llamaba a las viejecitas piadosas.

Pero Benito Casillas era radicalmente conservador; reacio a cualquier cambio; al grado que cuando en 1925 o 1926, no recuerdo con precisión, siendo Presidente de México el General Plutarco Elías Calles, decretó un adelanto de una hora en los relojes públicos con realción a la hora astrnómica dizque para el ahorro de energía eléctrica. El reloj del caballero, por cierto, de bolsillo, siguió marcando la hora astronómica. Jamás se guió por la hora de Calles.

Nuestro caballero, podríamos decir, de triste figura, sintió declinar la vida, cuando Salamanca experimentaba su transformación en centro petrolero. Para él su tierra natal se extinguió cuando la Refinería entró en operación; y el pueblo recogido, silencioso, cruzado solo por el tranvía, dio paso a la era de la industrialización. Tuvo el orgullo de mantener en su reloj, como protesta al vértigo del cambio, la hora astronómica y no la hora oficial". (1)

Pues igual sorpresa me llevé, creo que, como tú, al leer esto, especialmente lo del cambio de hora en la época de Calles, este es el primer testimonio que leo al respecto. Pero hace poco, leí algo en torno a la evangelización que realizaron los franciscanos en la Nueva España, en donde mencionan de un ajuste de horas durante el invierno, pero, por desgracia, no tuve la precaución de anotar la referencia y ahora se me hace practicamente imposible localizar el documento.

Enalces:

Para conocer el Teatro Juan Valle, más bien, lo que queda de él, entra aquí:

http://elsenordelhospital.blogspot.com/2010/07/el-teatro-juan-valle-en-salamanca.html

Para conocer la vida de don José Rojas Garcidueñas, entra aquí:

http://elsenordelhospital.blogspot.com/2010/11/jose-rojas-garciduenas-sin-lugar-dudas.html

Fuente:

Ramón Garcilita Partida. Presencia de Recuerdos. Homenaje a José Rojas Garcidueñas. Edición Privada. Guadalajara, 1982.

3 comentarios:

  1. Benjamín,
    Después de un rato de "apartamiento" leo tu blog y esta entrada que me parece un hermoso homenaje salmantino. Aunque, acuso con causa, eso de cambios de horarios ya se hacían en la zona, sin más método, que conforme a la posición lunar. Si el satélite estaba "tierno" la chiquillería se iba a dormir antes porque los animales debían de aparearse para dar machos. Cuando la luna estaba "maciza", era momento de celebrar porque los rancheros creían que "había que hecharle el toro" a la hembra para que naciera otra hembra (más celebrada y bienvenida por lo que este parimiento significaba en carne y leche). Entonces la muchachada se dormía más tarde.

    No eran, ni siquiera, oficiales ni metódicos pero eran cambios de horarios al fin.

    Saludos amigo,
    ANTONIO SILVA T.

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  2. Estimado Antonio:

    De lo más interesante tu comentario. Eso me obliga a hacerte una pregunta que surgió en un muy desagradable comentario que recibí de alguien que se ocultó en el anonimato, claro es que yo lo entendí como ANO-nimato... eso es relacionado a la hacienda de Tepetitlán en el Estado de México, bueno, la pregunta es. ¿Qué es un machero?

    Saludos

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  3. Eso que comentas ya me lo había comentado mi bisabuelo que justo en ese tiempo tenía 15 años y dice que siempre se diferencio entre la hora oficial y la hora de Dios, justo el decía que se había cambiado por una negativa a la religión.
    Saludos.

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