domingo, 13 de febrero de 2011

La debacle de las Haciendas en México

La vida en México fue de abundancia y bienestar... para pocos, la triste realidad era otra para la gran mayoría. Esto en buena medida fue el principio del fin de la era de las Haciendas, esos verdaderos palacios que por miles se construyeron a lo largo y ancho del país. La escena que vemos es una de las tantas bodas de los acaudalados mexicanos que en ocasiones ni siquiera conocían México, mucho menos la ubicación de sus propiedades, la escena, si mal no recuerdo sucedió en Londres... pero ellos son mexicanos.

Estamos frente a la Hacienda de Peñasco, en San Luis Potosí; debemos agradecer al buen amigo Luciano Torres por habernos hecho llegar tan estupendas fotografías que nos hacen pensar a profundidad en el tema que tanto nos agrada: las Haciendas y, más específicamente, de lo que pasó con ellas y cómo fue que la gran mayoría de tan espléndidos edificios se vino abajo.

Ahora, gracias a la colaboración del Lic. Rafael Reyes que nos comparte esta estupenda toma del rescate realizado en Cruces, actual Moctezuma, también en el estado de San Luis Potosí y la pregunta sigue: ¿qué pasó? ¿por qué las haciendas se fueron acabando una a una hasta quedar pocas en realidad aun con vida? Creo que la respuesta la encontramos leyendo a Íñigo Laviada en su libro "Vida y muerte de un latifundio", veamos:

"Francisco Iturbe fue el principal beneficiario de la decadencia y bancarrota de la vieja aristocracia. Fue síndico de algunas de las principales quiebras de la época y obtuvo la propiedad de un gran número de haciendas y predios urbanos, varios de los cuales se contaban entre los más productivos y valiosos del país. El caso más notorio fue el del concurso de acreedores de la sucesión de José María Cervantes y Velasco, conde de Santiago Calimaya, marqués de Salinas y adelantado perpetuo de Filipinas, el aristócrata de más prosapia en la Nueva España".

Esta es la parte superior al portón de acceso al antiguo Hotel Itubide, casa de los Condes de San Mateo y Valparaíso, luego Marquez del Jaral.
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"Francisco Iturbe y sus hijos tenían sensibilidad artística y vocación señorial. Aprovechando la ruina de los viejos aristócratas virreinales, adquirieron en propiedad cinco de los diez mejores palacios señoriales antiguos de la ciudad de México: el que ahora es Sanborns, el palacio de Iturbide, el de Miravalle, frente al casino español, el ubicado en la esquina de Bolívar y Tacuba y el palacio de Beuenavista, donde ahora se encuentra el museo de San Carlos".

Inconfundibles son los azulejos del palacio de los condes del Valle de Orizaba.
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"Francisco Iturbe Anciola, nacido en Pátzcuaro, en 1806, se dedicó al comercio, el transporte arriero, el crédito y el latifundismo rural y urbano. Patriarca de Pátzcuaro, desde donde dominó la economía de la tierra caliente y las costas de Michoacán, Guerrero y Colima. Tres veces fue nombrado ministro de hacienda en 1846, 1849 y 1853. En 1847, miembro de una junta de asesores hacendarios. Su primera actuación al frente del ministerio fue memorable, pues al tomar posesión del cargo ordenó suspender todos los pagos del gobierno y cinco días después rebajó una cuarta parte del sueldo de todos los empleados públicos provocando protestas. Duró menos de tres meses en el puesto. La segunda vez duró ocho días y la tercera no aceptó el cargo. Ejerció el gobierno del Estado de México en 1857 durante más de tres meses ".

En esta increíble fotografía, Luciano Torres nos presenta la ya recuperada Hacienda de Gogorrón en Villa de Reyes, San Luis Potosí.
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"Casó Francisco Iturbe con Cipriana Villar y tuvo tres hijos: Francisco, Felipe y Manuel. El creador de la gran fortuna murió el 16 de julio de 1861, heredando a su esposa y a sus tres hijos por partes iguales. Los cuatro herederos conservaron la administración unitaria de aquella opulenta herencia, durante once años. Tal comunidad terminó el 31 de diciembre de 1872."

El inconfundible angulo y hornacina de La Casa de los Azulejos.
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"Ciprina cedió a sus hijos su parte y éstos se dividieron los bienes en escritura del 9 de julio de 1873. Los tres hijos supieron conservar y acrecentar sus respectivas fortunas, a pesar de haberse trasladado a vivir a París, la Meca de los ricos de aquella época. Francisco Iturbe Villar casó con Dolores Aristáin y sus hijos y nietos casaron con vástagos de las familias más ricas de México. El más interesante de sus muchos bienes fue el Palacio de Iturbide que fue propiedad de la familia Moncada, en la avenida Madero de la ciudad de México".

Una vista de la fachada de la estupenda hacienda de Guanamé, municipio de Venado, San Luis Potosí.
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"Manuel Iturbe Villar fue representante diplomático de México en Alemania, Inglaterra y España, sucesivamente. Además representó a México en la coronación del Zar de Rusia en 1896. Manuel casó con Trinidad Sholtz, bella española, hija de un aristócrata mlagueño en quiebra que como último dispendio dotó a su hija de los mejores vestidos y joyas y la mandó a París para alternar con lo más florido de la sociedad internacional, en busca de marido. Manuel murió en Madrid en septiembre de 1904 dejando a su única hija, Piedad Iturbe, una gran fortuna, reprsentada en México por las haciendas de San Nicolás, Tlahuelilpa, otras igualmente ricas y el gran palacio colonial ubicado en la esquina de las calles Tacuba y Bolívar."

Interior de la Hacienda de Peñasco.
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"Felipe Iturbe Villar heredó las haciendas de Tandejé, La Cañada y La Llave y tuvo cuatro hijos: Felipe, Francisco, Elena y Teresa. De ellos, Francisco tuvo la más notoria fortuna de México, integrada por las haciendas de La Llave, La Cañada, Tandejé, el palacio ahroa llamado de Sanborns, el palacio de Miravalle en la calle de Isabel la Católica y el palacio de Buenavista que ahroa es el museo de San Carlos".

Ante este detalle de la fachada lateral del Templo de La Profesa en la ciudad de México podemos concluir, recordando aquello de que "a ojo del amo engorda el caballo..." y si nos amos estaban en Europa, pues los caballos enflaquecieron...
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Fuente: Laviada, Ìñigo. Vida y muerte de un latifundio. Editorial Porrúa. México, 1984.

1 comentario:

  1. Delicioso el comentario; gracias por redactarlo de esta forma. Estoy haciendo un libro en el que, de manera tangencial, tiene que aparecer Doña Piedita y, al buscar un detalle sobre ella, vine a dar con tu magnífico blog. Volveré a leerte, si no tienes inconveniente.

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