sábado, 26 de mayo de 2012

Una definición de lo que es la gente del Bajío.

Hoy es 26 de mayo, la iglesia Católica celebra el día de San Felipe Neri, el que fundara la Congregación del Oratorio y que se quedaran, al paso del tiempo, con buena cantidad de templos fundados por los jesuitas en México. La razón es una sola, pues ellos son quienes siguen realizando los Ejercicios Espirituales que San Ignacio de Loyola instituyera como método de reflexión en la espiritualidad de cada persona.

De los oratorios, es decir, los templos dedicados a San Felipe Neri, tenemos varios ejemplos en el estado de Guanajuato, uno es en la propia capital del estado, en el templo conocido como de la Compañía, otro más en San Miguel de Allende y el más hermoso de todos en Atotonilco, justo donde el cura Hidalgo tomara, de acuerdo a la tradición, el estandarte de la virgen de Guadalupe la tarde del día en que inició el movimiento de insurrección.

Así pues, leyendo uno de los libros que creo es de los más interesantes que sobre el templo de Jesús Nazareno en Atotonilco, el de Jorge F Hernández, encuentro allí lo que bien podemos considerar como la perfecta definición de lo que es (somos) la gente nacida en El Bajío:

"Para 1792 la intendencia de Guanajuato, según el intendente Félix Calleja, contaba con 46% de población indígena, 29% compuesto de castas y 25% de españoles. Es notable el intercambio y mescolanza racial que se dan en el Bajío, tal vez el único lugar en México en donde se rompió con tanta facilidad el muro racial, dándole al abajeño "el campeonato de mestizaje que tanto pregona el oriundo de estos lares".

Y continúa más adelante: "De las mezclas y revolturas raciales surgieron abundantes ejemplos de vicios y virtudes. Se inventó la charrería y los lugareños adquirieron una destreza sin paralelo en el uso del caballo, se incrementó el nivel de embriaguez de la población y la afición por el juego. Pero, por otro lado, prosperó la asistencia a los ejercicios religiosos y a la vida conventual". (1)

Más claro ni el agua, diré.

Fuente:

1.- Hernández, Jorge F. La soledad del silencio. Microhistoria del santuario de Atotonilco. FCE/Universidad de Guanajuato. México, 1991.

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