viernes, 9 de noviembre de 2012

Arte revolucionario mexicano en gira por los Estados Unidos; marzo de 1938

 Es el 14 de marzo de 1938 que la revista norteamericana LIFE publica un interesante reportaje a color y de cinco páginas -lo que quiere decir cuan importante era-, sobre una muestra de pintores mexicanos que se exhibió en Nueva York y St. Paul. Será bueno recordar que en los treinta Nueva York era considerada como la Meca de todas las artes plásticas en el mundo, París no es que haya pasado a un segundo término pero la vanguardia en las artes se manifestaba y se asentaba en la "Urbe de Hierro" que se perfilaba, además, como la capital financiera del mundo. Lo que estamos viendo es Vendedores esperando de Diego Rivera.

 Es así como, la que era ya la revista de mayor circulación en la Unión Americana, publica el artículo denominado "Arte revolucionario mexicano en gira por los Estados Unidos: Una sátira social y la gente común son los temas favoritos". En la imagen vemos Marioneta, de Carlos Orozco Romero.

 "Nacido de la Revolución Mexicana de 1910, el movimiento de arte moderno es una llamativa reacción al periodo académico del que precede. En lugar de aquellas suaves imágenes de santos, virreyes y políticos, los pintores mexicanos actuales han girado hacia la sátira, la representación de gente común y su vida cotidiana en colores intensos usando un estilo impresionista. Recientemente la exposición itinerante de los quince artistas más representativos del arte contemporáneo mexicano llegó a la Galería Valentine de Nueva York, de donde se seguirá a St. Paul. Son, por ejemplo, escenas de guerra, huelgas y de indios que plácidamente fueron retratados". En la imagen vemos Paredón de fusilamiento, de Roberto Montenegro. 

 "Indiscutiblemente los líderes de esta escuela son Diego Rivera y José Clemente Orozco que son estilos tan opuestos, como opuestas son sus personalidades. Orozco, que evita todo contacto político, no le agrada discutir su trabajo. Rivera tiene un interés político, es muy sociable, le encanta la publicidad y gusta de estar con gente, mientras que Orozco lo evita. Nacido en México hace 52 años, Rivera estudió en España y París, al rededor de 1920 los cubistas franceses lo criticaron por incluir propaganda comunista en su obra. En 1929 los comunistas, a los que se había unido en 1921, lo corrieron de su círculo por, ente otras cosas, pintar frescos en edificios gubernamentales, mientras que el Gobierno perseguía a los comunistas. Rivera trabajó después para la Bolsa de Valores de San Francisco y para Esel Ford, el acaudalado industrial de los vehículos que llevaban su nombre, pero esta relación con capitalistas llegó a un mal término en 1933 cuando los agentes de Rockefeller tuvieron que borrar el mural que había pintado en Radio City".

 En la imagen anterior vemos La huelga de Antonio Ruiz. Aquí aparece Las tías de Julio Castellanos.

 "Además de Rivera y Orozco, la exposición incluye a los jóvenes radicales Julio Castellanos, J. Guerrero Galván, Roberto Montenegro y Carlos Romero". Lo que me llama la atención en este reportaje del LIFE, además de las extraordinarias obras artísticas, es la constante en el uso de los términos socialismo y comunismo, ideologías a las que la revista estaba totalmente opuesta.


Y algo que es digno de mención es lo que aparece en página entera y que ahora vemos. Son cuatro fotografías unidas en una especie de collage muy sencillo. Al centro hay una nota en la que dice cómo se ha influenciado el mercado norteamericano, especialmente en el de Nueva York, con la artesanía mexicana, una  vez que ha sido difundida a través de la obra de Diego Rivera. Menciona, como ejemplo, que los platos de la foto de arriba a la derecha son vendidos en los almacenes de R.H. Macy &; Co. y las sillas, arriba a la derecha, distribuidas por Fred Leighton. Así pues, algo de lo que debemos de agradecer al pintor guanajuatense es esa difusión de la artesanía mexicana en el mercado masivo de los Estados Unidos. 

Nota: los textos en cursiva los tomé de la revista LIFE, la traducción del inglés es mía.

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