lunes, 18 de febrero de 2013

Algo de arquitectura vernácula hay en Atlacomulco, Estado de México.

   Noveno día de la "tirada a perder". En este 2013 seguimos el camino de Michoacán al Estado de México. Bien lo sabes que estoy pasando la última noche en Tlalpujahua, y como es fin de semana, es cuando encienden las luces de la parroquia y con esta vista que es altamente gratificante, hago un último paseo por algunas calles del Tlapujahua. El frío arrecia, entró un frente, así que apresuro el paso, compro algo para comer en el hotel y... ¿por qué no? este frío y esta tranquilidad me dicen que lo mejor sería un Tequila, bueno, unos tequilas. Encuentro en una tienda Orendain, es el que me gusta, así que hoy toca noche tequilera.

   Camino un poco, la verdad que no tengo mucha tolerancia al frío, la vista es excepcional, pero mejor me protejo, no quiero pasar días agripado, hay televisión con cable en el cuarto, así que, haré a un lado la lectura y veré si encuentro algo interesante que no sean ni novelas, ni tragedias, ni balaceras, ni musicales, ni deportes, ¿habrá algo?

   Es domingo, hay un poco más de movimiento por los turistas que vienen a pasar el día en Tlalpujahua, en la plaza, además del tianguis de ropa, frutas y verduras, hay artesanías, de todo tipo, lo que llama más la atención son las esferas y otros objetos de vidrio azogado, aquí las hacen, es la industria básica del lugar: las esferas navideñas. Desayuno y me voy para la terminal de autobuses, mi rumbo es hacia Atlacomulco, pienso hacer un recorrido de algunas horas por allí, los camiones salen cada media hora, así que no hay prisas en llegar a la terminal.

   Herradura de Plata son los autobuses que dominan la región, los que van hasta México son de los vehículos nuevos, los que solamente van de Maravatío a Atlacomulco son ya medios pasados y el servicio a las rancherías para que te digo como están, son del tipo boxer pero ya de segunda o tercera mano. La primera parada es en El Oro, otro pueblo minero, aquí habrá que volver algún día, pero ahora el objetivo es llegar a Atlacomulco así que, seguimos para allá...

   En cosa de una hora, tal vez un poco más, llegamos. En el camino fue haciendo montones de paradas. Algo diferente se ve en cuanto entra uno al territorio del Estado de México, de continuar ese ritmo de crecimiento que tiene, dentro de poco no quedará metro cuadrado sin construcción a lo largo de todos los caminos. Razón por la cual hay tantas paradas, de pronto estos autobuses se vuelve semi urbanos, aunque vayamos en pleno campo.

   Por aquí había ya pasado aquella vez que anduve documentando las estelas de Cabeza de Águila, llegué solo para corroborar si había una en la cabecera municipal, resultó que no, pero que si hay en dos o tres comunidades rurales del municipio. Aquella vez no presté ninguna atención al pueblo, ahora vengo con el interés de ver que tanto se conserva, veo que queda poco, muy poco de aquellos "pueblos con encanto" que en buena medida Hank González, cuando fue gobernador, los dio a conocer.

   El templo que ahora ves, cuya fachada es la de la fotografía anterior, es el Santuario de Guadalupe, pensé esta sería la Catedral, cuando entré había oficio, no vi la cátedra, por lo tanto no es la Catedral, la Catedral es, luego me enteré, un edificio tipo adefesio que está a un lado.

   El instinto me lleva a una calle llamada Hidalgo y resulta ser que es la única que conserva casi todas sus construcciones originales, aquí estamos atrás del mercado y este es el santuario del Señor del Huerto, sitio en el que se venera, no a un Cristo, sino un Ecce Homo. Sigo caminando...

   Encuentro el museo y está abierto, así que entro allí para ver que encuentro.

   Es una casa antigua, de las originales, con los elementos propios de la arquitectura de la región. Un patio circundado de habitaciones en donde se instaló el Museo Histórico. Hay una interesante muestra de petrograbados:




   Encuentro allí partes de lo que fue una estatua de Miguel Hidalgo, en el blog de Cabezas de Águila he dado seguimiento a todo lo que se refiere a la imagen que hubo y que hay del Padre de la Patria, una de las cosas que más me ha sorprendido es encontrar por todos lados los monumentos itinerantes a su persona, esos que han sido cambiados de sitio y que, luego de un tiempo son olvidados, destruidos, reacomodados. El de aquí no es la excepción

   Una de las cosas que nos atraen de Atlacomulco, creo eso pasa a muchos de nosotros, es que ese es el lugar de nacimiento del Presidente de la República y aquí, en la vitrina de las personas ilustres de Atlacomulco está su retrato y el de varios personajes más. Encuentro más objetos interesantes, especialmente los relacionados con la Independencia, esos los incluiré luego en el otro blog.

   Y esto es lo que hizo el Profesor Hank González cuando tuvo la visión de volver atractivos a los pueblos semi olvidados del Estado de México, pintarlos de blanco y rojo óxido, dignificar esta arquitectura vernácula tan interesante que hay en esta región.

   Pero... nunca falta un negrito en el arroz, eso lo sabemos bien. Esto que ves es la Catedral de Atlacomulco, me reservo los comentarios.

   El kiosco y al fondo el Mercado López Mateos, inaugurado por él mismo en 1960, aquel año que fuera del Sesquicentenario durante el cual se pusieron en operación muchos mercados por todo el país, recuerdo ahora el Libertad de Guadalajara, aquel que se llamaba y le siguen nombrando de San Juan de Dios.

   La arquitectura tradicional, esa arquitectura vernácula del Estado de México incluía en las casas grandes de la parte central de la población los corredores con columnas en lugar de arcos, formando portales, este que ahora vemos fue restaurado, aunque con materiales nuevos, pero manteniendo el estilo original.

   Al fondo la Presidencia Municipal, en primer término el monumento a Isidro Fabela.

   Y aquí en la Presidencia encuentro esta placa que nos dice el significado de Atlacomulco, "en los pozos", ahora entiendo lo del agua de Tlacote que seguramente recordarás cuando en Querétaro la hacienda de ese nombre se volvió sitio de peregrinaje pensando que sus poderes curaban cáncer y cualquier cosa. Agua de Tlacote... no es otra cosa más que agua de pozo.

   Otro buen intento de mantener la imagen y el carácter de la arquitectura regional. Si hubieran preservado más de las construcciones originales, no dudo que este sería otro de los Pueblos Mágicos del país, pero, con ese afán destructivo que hay por todos lados y esa afición a las arquitecturas sin sentido, fueron pocas, muy pocas las que se salvaron en Atlacomulco.

   Como esta, por ejemplo...

   El centro de Atlacomulco, lo que fue el pueblo original, está sobre una colina, veo que ha crecido mucho y que seguirá creciendo. Y desde aquí se domina completamente el cerro de Jocotitlán, es decir, el Xocotepétl, 3900 metros sobre el nivel del mar. No dudo que allí arriba haya sido adoratorio en tiempos pasados...

   Encuentro este callejón muy bien conservado...

    Y ya fue mucho caminar por el centro de Atlacomulco, es hora de regresar a la terminal de autobuses para seguir este viaje, ahora nos dirigimos a Jilotepec... allí reposaré un poco, pues fue mucho subir y bajar por las calles empinadas de Tlalpujahua y también será bueno que ponga orden a todos los datos que recabé en Morelia, ya tengo invitación para hospedarme en la casa de un buen amigo y su familia, así que, aprovechando la oportunidad, me quedaré algunos días en Jilotepec, en el Estado de México.






   Esta fue la peculiar orografía que vi por el camino de Atlacomulco a Jilotepec...


2 comentarios:

  1. Amigo me acabas de salvar la vida con tu incredible blog!! Mil gracias.

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    1. ¿Tanto así como salvarte la vida?... bueno que bien que he podido lograr algo así. Eso me da gusto. Eres bienvenido a este espacio.

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