martes, 16 de abril de 2013

Terminando el recorrido por Yucatán.

Hace varios días que no anotaba el número del día de esta "tirada a perder", incluso había ya evitado anotarlo pero creo es bueno recuperar el dato, así pues estamos en el día 65 de este viaje medianamente planeado que ha superado todas las expectativas que traía en la cabeza. . Estamos terminando el recorrido por Yucatán, Estado que pensé conocí pero que ahora, con estos diez días de andar en él, me doy cuenta de que no era así, fue toda una nueva experiencia caminarlo con calma, sudando, un poco cansado por el calor reinante pero siempre sorprendido por lo que va apareciendo... 

    Pensaba terminar aquí el viaje, en Valladolid, pero, ya reposado, luego de dormir a pierna suelta y con el ventilador a toda intensidad, me doy cuenta de que queda mucho por ver, así que, nos quedamos una noche más y nos vamos a caminar en el entendido que, sin programa en mano, las escenas irán brotando, casi de la nada, una tras otra.

    Por lo sucio del tenis te darás una idea de cuánto tiempo llevo andando sin parar... y lo que no tanto que ansiara sino que me parecía un poco raro que aun no apareciera por el camino, apareció: una carta de la baraja, en este caso un joto de tréboles. Si te parece extraño que esto te lo comente, seguro es que tienes poco de seguir El Bable, el asunto de las cartas es historia un poco vieja, la puedes leer aquí.

    Seguimos caminando por Valladolid, es temprano, el clima es tolerable, vamos rumbo a la estación del tren abandonada... para mi sorpresa luego de estar allí un rato, comienzo a oír a lo lejos el silbato inequívoco  del tren... y en efecto, aparece por ahí, se trata de una máquina de reconocimiento. Pensé que en toda esta zona no apareciera un tren desde hace décadas, me doy cuenta de que estaba equivocado.



    Te comentaba ayer que esta ciudad, Valladolid, es la escala humana, al ver esta fotografía creo entenderás mejor la razón por la cual lo menciono, creo esto sería el ideal de toda ciudad, mantener una armonía en las dimensiones. Esto lo fue durante al menos dos siglos, quizá los mejores que hubo en Nueva España, el XVII y el XVIII.

    Estas poblaciones de Yucatán son en verdad sorprendentes, en el momento menos esperado aparece una escena que te dice de una personalidad propia...

    Y ni que decir decir del orgullo que la gente de Yucatán tiene hacia sus costumbres. Estando el domingo en Valladolid, pude ver un buen espectáculo de danzas tradicionales... y el traje de la mestiza, el llamado Terno, es en verdad una belleza.

    Terminado el espectáculo sigo el recorrido, a tan solo 15 kilómetros de Valladolid se ubica un convento construido también por los franciscanos, en este caso debemos incluir la palabra otro, pues es otro de los conventos que la orden levantó en la península se trata del de Santo Domingo en Uayma, algo que hay que ver para creer.

    Esto va un poco más allá de todo lo imaginable en términos de arquitectura vernácula.

    Sin lugar a dudas este decorado nos llevará a hacer una muy larga averiguación con tal de entender las razones que hubo para realizarla.

    Ya de noche el espectáculo sigue en Valladolid, que agradable es ver una población en donde las tradiciones de este tipo siguen vigentes: las vueltas en la plaza, la orquesta que toca, la gente que baila, algo del México que se nos fue sigue vivo por acá.

    Y que curioso es ver ese idilio que hay con el color, que incuso se manifiesta en la noche al ponerle este tono rosado a los troncos de los árboles.

    Bello es el lugar.... pero es hora de recogernos pues mañana nos espera un encuentro, algo que por un extraño motivo guardaba para el final...

    Así que, en lugar de salir directo a Cancún, nos vamos primero a Tizimín, otra de las fundaciones franciscanas en el norte de Yucatán, la que fuera la más oriental de todas. Quiero ver una sola cosa y hacia allá vamos.
    En Tizimín hay una particular veneración hacia los Santos Reyes, sí, a eso del 6 de enero. No sé mucho de esa historia, me refiero al culto. Lo que bien sabemos es que llegaron junto con los españoles durante las fundaciones de los poblados de la región. Mérida fue fundada un 6 de enero, quizá sea esa la razón del origen de la veneración.

     A la entrada del templo que es una auténtica fortaleza medieval, hay a la venta ramas de ruda, dice la conseja que hay que pasarlas por las vitrinas de los Santos Reyes y sus podres se sentirán... Será verdad o fantasía no lo sé, pero yo hago lo propio.

   Y que mejor punto y momento para concluir esta, mi incursión por  Yucatán, sitio del cual me llevo un aprendizaje considerable y una buena cantidad de notas y dudas que, espero, poder averiguar dentro de poco... esperemos así sea. Y sí, en efecto, ese es mi equipaje, una maleta llena de ropa sucia luego de recorrer Yucatán por diez días y la computadora desde donde sale esto que se llama El Bable.

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