miércoles, 10 de julio de 2013

La razón de los retablos barrocos dorados donde aparece el color rojo.

   Este primer semestre del 2013 fue bastante especial, dado que se me presentó la oportunidad de hacer un largo viaje por varios estados de la República Mexicana. Muchas fueron las experiencias acumuladas a lo largo de esos meses, el aprendizaje fue continuo y me faltó, como suele suceder en estos casos, tiempo (que no ganas) para ver más y más cosas, especialmente las que podemos englobar en el rubo de las obras de arte que tenemos como herencia y que se encuentran en una buena cantidad de templos distribuidos a lo largo y ancho del país. El retablo que ahora vemos es el de Santa Ana en el majestuoso templo de San Agustín en Salamanca, Guanajuato; sitio que ha sido catalogado como una de las mejores obras del "ultrabarroco" en México.

   Fue por Michoacán, Hidalgo, la Ciudad de México y Yucatán, que pude ir viendo distintas expresiones del arte colonial, hubo algo que comenzó a llamarme poderosamente la atención, especialmente cuando llegué a Yucatán, lugar en donde la constante en el decorado de los templos del siglo XVII es el color rojo, cosa contraria a lo que había visto siempre en otros templos. Este que ahora vemos es el altar mayor de la Parroquia de la Asunción y del Sagrado Corazón en Apan, Hidalgo; considerado dentro de los mejores en barroco estípite.

   Estando en Morelia pude maravillarme del barroco florido que hay en los retablos del Templo de las Rosas, antiguo Templo de Santa Rosa de Lima, retablos que dicen ser de los pocos que quedan en esta ciudad luego de la destrucción ocasionada por la moda del Neoclásico. Y aquí todo es dorado.

   También en el estado de Hidalgo, pero esta vez en Ixmiquilpan, en el Templo del Carmen, conocimos este impresionante trabajo en el retablo del altar mayor. En completa armonía con las esculturas, del tipo "de bulto" de diferentes santos. Siempre predominando el dorado.

   En cambio, cuando entramos en la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores en Dolores Hidalgo, Guanajuato, encontramos que hay un alar lateral que no tiene color alguno, fuera del entorno que enmarca a Señor San José que es en el habitual trabajo de oro de hoja; quizá sea este altar el que nos ayude a entender como era ese enorme trabajo del dorado en los altares barrocos.

   Seguimos caminando por el interior de la histórica Parroquia en Dolores Hidalgo y vemos como aparece ese rojo que te mencionaba al principio, de pronto el intrincado bosque de ramas, hojas, flores y figuras caprichosas resaltan en dorado pero la base, plana y lisa se conserva roja, surge la pregunta ¿es esto parte de una de las tantas variedades que el barroco tuvo en México?

   Viendo con detalle las partes bajas del otro altar lateral en la Parroquia de Dolores Hidalgo, notamos que el rojo es el dominante como color de la base, pero hay pequeños detalles en azul.

  Otro ejemplo en donde el rojo aparece, en la parte baja y a los lados; en este caso se trata del templo del Señor de Mapethé, en el antiguo pueblo minero de Plomo Pobre, conocido en la actualidad como Santuario, municipio de Cardonal, estado de Hidalgo. ¿Serán todas estas meras coincidencias? creo que no, o al menos así lo entiendo. Especialmente luego de leer lo escrito por Xavier Ferragut, dorador y restaurador español:

  "...Las diferentes capas de imprimación están compuestas por cola de conejo en diferentes proporciones y carbonato cálcico. La cola de conejo es un adhesivo natural fabricado con pieles y cartílagos. antiguamente esta cola se fabricaba en el mismo taller hirviendo los restos del animal... "

  "Las primeras manos de imprimación sobre madera son de cola con carbonato cálcico más grueso, en cambio a la escayola se le dan dos manos de aguacola en diferentes proporciones y bien calientes. Las siguiente capas de imprimación sobre madera se dan después de un superficial lijado con cola en disoluciones mayores y con carbonato cálcico más fino. Una vez bien seca la imprimación blanca, se lija cuidadosamente toda la superficie. Seguidamente se aplica una mano de media cola y cuatro manos de bol, normalmente de bol amarillo primero, y seguidamente dos de bol rojo. El bol rojo se suele aplicar a las zonas de acabado brillante, las que después se bruñirán. El total de capas aplicadas a la imprimación sobre madera es de unas 14, variando según lo denso de cada una de ellas". (1)

  Estas tres últimas imágenes corresponden al templo de Regina Coeli, en el centro histórico de la Ciudad de México, hasta aquí tenemos una idea más clara del uso de color rojo y la razón del mismo. Las fotos que siguen las tomé en distintos templos de Yucatán, fue en ellos que me comenzó a surgir la duda del color rojo. Primero pensé que, considerando las simbologías que los colores tienen, el rojo se refería a la nobleza y magestad. La siguiente fotografía corresponde a uno de los retablos que hay en el templo de la Virgen de la Asunción en Tecóh, Yucatán.

  Vamos entendiendo mejor las cosas, pero nos queda la duda del bol, el rojo y el amarillo, así que, recurramos a otro experto restaurador: "Bol amarillo: La práctica de taller nos indica que el bol amarillo confeccionado con tierra de Siena, da buen resultado a la hora de usarse como capa guía. Bol rojo: Se nombra la tierra de Armenia como base magnífica donde efectuar dorados de oro fino con gran calidad de bruñido. Hoy en día está en desuso, ya que el bol amarillo es de muy buena calidad y resultan dorados magníficos sin necesidad de aplicar el bol rojo. De las capas de bol a dar no difieren mucho unos u otros maestros. El lugar donde va a ser realizado el dorado queda destacado al final con una gruesa capa de bol de hasta cuatro estratos, siendo lo usual tres". (2)

  Seguimos por Yucatán, en este caso un detalle del altar mayor del templo de San Antonio de Padua en Tekit, allí vemos un rojo más intenso aun, y en una combinación  con el dorado y un verde azulado que se volverá característico en la región.

  Ahora nos encontramos en el Camerín de la virgen en Izamal, este panel me da la impresión de ser de época más reciente a los trabajos decorativos originales del templo, pero es donde veo la constante del color rojo... quizá se adoptó a raíz del simbolismo que los mayas tenían de ese color, que estaba asociado al Este, el lugar por donde sale el sol.

  En esta toma apreciamos parte de un retablo lateral, el altar mayor y el púlpito del templo del Convento de San Bernardino de Siena en Sací (Valladolid), Yucatán, vamos entendiendo que por esta región, en donde el oro no existió, los templos más bien se pintaban y solo pocos, muy pocos espacios se lograban dorar, como quiera los arquitectos, alarifes y decoradores mantenían la idea del dorado de los soberbios templos del centro del país.

   Otro templo, que fue reconstruido o re decorado en la base al templo original lo encontramos en Uayma, un sitio excepcional, por cierto. Aquí el trabajo del púlpito es algo nuevo, se nota por la brillantez de los colores, pero se mantiene la idea de la combinación.

   Este es el altar mayor del templo de los Santos Reyes en Tizimín, la manufactura es moderna, pero el estilo es clásico, podríamos decir que es el barroco yucateco, pues nuevamente encontramos la unión de colores, rojo-verde-dorado.

  Para concluir este recorrido de retablos dorados de oro o de pintura llegamos a Oxkutzcab, al templo de San Francisco de Asís, de los primeros construidos por la orden seráfica en Yucatán, la idea de los colores se mantiene, solo que, en este caso, vemos que el púlpito, todo labrado, fue pintado con pinturas acrílicas.

  Y otro púlpito más, ya no en Yucatán sino en el estado de Hidalgo, se trata del templo, franciscano también, de San Martín de Tours en Alfajayucan, aquí el rojo es bastante tenue, más bien ya un tono oxidado pero más tirando al café. Con todo esto aprendimos algo, que cuando visitamos uno de estos portentos barrocos en México y notamos que, en algunas partes despostilladas aparecen tonos blancos, amarillos y rojos, no es otra cosa más que la técnica utilizada para el dorado sobre madera propio de la época.


Fuentes:

1.- Ferragut, Xavier. Dorado y estuco bruñido sobre retablos. Grupo Español de Conservación.
El documento completo lo puedes ver aquí.

2.- Díaz, V. El dorado al agua, restauración y policromía. Granada.
La página la puedes ver aquí.

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