domingo, 1 de junio de 2014

La casa maya sigue vigente.

   Es indudable que, cuando las cosas están bien hechas, son funcionales y en armonía con el entorno, sobreviven al paso del tiempo, al paso de los siglos. Tal es el caso de la casa que, quizá en el siglo I o el II de nuestra era fue concebida y sigue tan vigente cumpliendo cabalmente con la misma idea de que fue concebida hace todo ese montón de años: la casa maya.

   "Cuando los españoles pisaron las remotas tierras del Mayab, causoles asombro encontrar los hermosos templos donde los naturales de esa región adoraban a sus dioses; más también fue para ellos una gran sorpresa notar que al rededor de esos grandes edificios, las viviendas de los indios eran humildes chozas esparcidas sin ningún orden.

   "La pobreza de las chozas obedecía no al desconocimiento de la Arquitectura y del uso de los materiales ricos, pues que allí estaban sus antepasados; sino que así como  todos tenían la obligación de contribuir con su trabajo personal en la construcción de esos edificios religiosos, tratándose de sus habitaciones cada quien tenía que bastarse a sí mismo, empleando para ello y por razón natural, los materiales más fácilmente manejables.

   "Grandes conocedores de las condiciones climatológicas del país y herederos del espíritu artístico de sus ancestros, al aplicar sabiamente uno de los principios fundamentales de la Arquitectura, crearon par sus hogares la forma y condiciones que más acordes estaban con el clima y con sus austeras costumbres. Sin embargo, esa forma no era nueva para los pobladores de entonces, pues, con ligeras variantes, se ha encontrado representada en ciertos relieves y en algunas pinturas descubiertas posteriormente en Chichén Itzá y como se repitiera no solamente en un mismo pueblo sino en toda la península, llegó a construir el tipo único, hasta ahora vigente.

   "Para hacer su casa, el dueño y constructor reune, con la única ayuda de sus familiares a veces, los materiales necesarios, procediendo después a trazar en el terreno, previamente desmontado y bordeado, la planta que, por lo regular, es de forma alargada con los extremos curvos, obedeciendo el tamaño a las necesidades y número de futuros habitantes.

   "Hecho el trato, el constructor siembra sólidamente los horcones en número suficiente, formando después, al pie de ellos, un rodapié de mampostería de cuarenta a cincuenta centímetros de altura, interrumpido en el eje menor de la figura para dar lugar a las dos únicas puertas de la casa. Sobre los horcones coloca la solera que los liga y, partiendo de ella, las llamadas tijeras y demás piezas que forman la estructura del techo rematado por el caballete.

   "Terminado lo que constituye el esqueleto de la construcción, fórmanse las paredes con bejucos y barro, tejido el techo con palmas denominadas guano; y si el constructor cuenta con mayores recursos y desea dar mejor aspecto a su morada, pule y encala los muros, dándoles a los del frente un color por lo regular ocre o azul. Las puertas, que primitivamente eran de bejuco tejido con gran cuidado, posteriormente han sido substituidas por otras de una o dos hojas, más duraderas y hechas con tablones de madera.

   "Detrás de esta construcción que constituye la habitación propiamente dicha, a corta distancia y aislada, se encuentra otra más pequeña y sencilla que sirve de cocina, fácil salida de humo, se le ha suprimido el ripio de lodo de las paredes, dejando aparente la madera. A uno o dos escalones sobre el nivel del terreno se construye el piso con un entortado a base de cal teñido en rojo, tan admirablemente preparado, que por su consistencia podría rivalizar con los pisos de cemento.

   "En armonía con la pobreza de la casa está el mobiliario, compuesto de una mesa y sillas de las llamadas butaques, el arcón o baúl para guardar las ropas limpias y las usadas en fiestas y ceremonias; pequeñas repisas para sus ídolos primero e imágenes de santos después, y colgadas de los horcones, las hamacas que sustituyeron a las primitivas esteras. En las cocinas, sobre un banco de madera, toscamente hecho como los demás muebles, la piedra para moler el maíz, muy cerca de una banqueta de tres patas para hacer las tortillas, famosa por su fina masa; y formando el brasero o fogón, tres piedras sobre las cuales colocan el comal o los otros trastos que usan para conocer sus alimentos". (1)



























Notarás aquí, una base ovalada. Allí estuvo asentada una casa maya.

Esta ha sido la casa maya más majestuosa que he visto, lamentablemente en ruinas. Se localiza a espaldas, a un costado, del convento en Izamal, Yucatán.

En Cancún, la explosiva ciudad que crece exponencialmente en su número de habitantes, la casa maya sigue sobreviviendo, como esta en la Supermanzana 64.

Fuente:

1.- García Preciat, José. Enciclopedia Yucatanense. Gobierno del Estado de Yucatán. México, 1977. pp.409-412.

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