miércoles, 9 de marzo de 2016

El palacio de Cortés en Cuernavaca

    Y llegamos al lugar que buscábamos, la razón del viaje a Cuernavaca: El Palacio de Cortés. Aquí está, en la parte de atrás y en la planta alta, el mural de Diego Rivera en el que plasma la historia de esta región de México, pero, como suele suceder, estamos matando dos (por decir un número) pájaros de un sólo tiro pues, como lo recordarás (si es que me sigues desde hace algunos años) hemos andando en pos de las casas que fueron de don Fernando, es decir, de Hernán Cortés. y estamos frente a una, la más suntuosa de todas; lo es tanto que no se le conoce como casa, sino como palacio.

   No estoy con el humor (la verdad sea dicha) de buscar el libro que nos cuente cuándo, como y por qué el conquistador mandó hacer esta casa. Lo que sí se, luego de visitarla, es que el recinto es magnífico, con características que bien pasan de una fortaleza a un señorial lugar. Lo que más me gustó fue uno de los pasillos-terrazas que une un cuerpo con el otro, en el cual, con una arcada del lado poniente y otra del oriente, tres arcos de medio punto, crean un espacio hermoso. Allí dentro está un museo, que va como todos los regionales, de la parte prehispánica a la virreinal, la independencia reforma, culminando con la revolución. De ello daremos cuenta más adelante. La otra maravilla es el mural de Rivera, objetivo de mi viaje.
























   Y como me gustó tanto el lugar, hasta una foto me tomé.

  Este fue el montaje que hubo en ese recinto en ocasión a la visita que hizo don Porfirio Díaz cuando la inauguración del Ferrocarril.


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