domingo, 22 de mayo de 2016

El cerro de San Miguel, visto desde Teocaltiche

   Yo nací en el mero Bajío, en donde hay una extensa llanura en la que, muy al fondo, en el lejano horizonte se ven algunos cerros, los cuales delimitan a ese bajío. Y hay allí un cerro muy particular por su forma cónica, se llama Culiacán que muchos se extrañan del nombre pues asocian a la capital de Sinaloa, nada tienen que ver pero a la vez sí, pues el nombre de deriva de Colhuacán o Culhuacán que se compone de colhua o culhua, y de can, lugar; y significa: "lugar de los colhuas, esto es, habitado por la tribu colhua;" es popularmente más aceptado el significado de “lugar de los que adoran al dios Coltzin”.

   Quizá los Colhuas partieron de por el rumbo del actual Culiacán, Sinaloa, y pasaron, en su peregrinar en busca (de acuerdo a la leyenda) de la señal divina del nopal, el águila y la serpiente por los rumbos del actual Cortazar, Guanajuato, sitio en el que lindando con el actual Salvatierra se yergue majestuoso el "cono perfecto" (según lo definió Humboldt) y por eso el uno y el otro se llama Culiacán... ya cuando llegaron por los rumbos de Ixtapalapa en la actual CDMX el nombre se quedó tal cual Culhuacán.

   Y andando por estos rumbos, de los Altos, Jalisco, llama poderosamente la atención un cerro que domina el horizonte cuando se voltea en dirección sur-poniente, cerro que se llama San Miguel, evidentemente nombre dado por los españoles con aquella añeja tradición de que en la parte más alta de una población estará el Arcángel siempre vigilante empuñando su espada y protegiéndonos a todos los que estamos bautizados. (San Miguel será, además el que nos conduzca a donde tengamos que ir el día de nuestra muerte.) Y hay una... ¿curiosidad? o ¿casualidad? no lo sé, pero el santo patrono de Culiacán, Sinaloa es precisamente San Miguel Arcángel.

   No es de extrañarnos que en toda población fundada en el siglo XVI y primeras décadas del XVII exista un cerro llamado San Miguel, se volvió costumbre en México, no sé si también por allá, en España se les denominaba con el nombre del Arcángel a los cerros... pero por acá (Nueva España) se volvió casi, casi, ley. Y esta vez haré referencia  a mi mismo, en uno de mis escritos:

  Los cerros estaban asociados con la lluvia, se creía que era en los cerros en donde moraba Tláloc, de allí que todas las ceremonias para pedir lluvia se realizaran en los cerros. La asociación de ideas de esta deidad con San Miguel surge en forma gráfica al ver que Tláloc portaba una especie de bastón, hay quien lo interpreta como una especie de oro y con forma de culebra. Es un rayo, ese que precede a las torrenciales lluvias y San Miguel lleva en su mano una espada, esa que representa la fuerza destructiva contra el mal. (Para leer el texto completo, entra aquí.)

   No dudo que por la zona, eminentemente Cazcana el cerro en cuestión haya sido el punto de ceremoniales propiciatorios de lluvia... me parece sumamente emblemático que en las cercanías se localicen pueblos con nombres como: Aculco, Tenayuca, Huejotitlán, Chimaliquín, Tlachichila, Caquixtle, entre otros.

   Y aunque en buena parte de los Altos de Jalisco domina el cerro de San Miguel en el horizonte, los caprichos de la geo-política o división territorial de México, lo ubica no en Jalisco, sino en Zacatecas, en el municipio de Nochistlán, lugar que fuera hace algunos siglos, la primera Guadalajara en el Nuevo Mundo... todo al final se va relacionando... 









No hay comentarios:

Publicar un comentario