miércoles, 30 de noviembre de 2016

Brevísima historia de Tenayuca, Zacatecas

   El atractivo de conocer Tenayuca me comenzó al ver una fotografía de su templo. Como que no cuadraba con lo que hay en el entorno en términos de estilo arquitectónico y, sobre todo, el decorado de la portada principal. De lo que había explorado en esa región de Los Altos el lugar, específicamente, el templo no lo acababa de asimilar en este punto del país pues, si bien no hay exclusividad de nada en todos los rumbos de México, sí hay una línea... tal vez venga de muchos kilómetros al norte, en Juchipila... o en Jalpa... pueblos de Zacatecas que están ligeramente cercanos en el mapa pero abrumadoramente lejanos en tiempo pues hay que cruzar una escarpada serranía.

  Llegar aquí, como llegar a cualquier otro pueblo de México, es llegar a la mera plaza, solo que hay un detalle que la hace distinta a los demás, pues la plaza, propiamente aquello en donde está el kiosco, el jardín y lo demás habitual de una plaza, esa, en Tenayuca, está a un lado pues el templo mantiene aquella tradición de que los cementerios estaban en el atrio. Aquí revivimos aquello que una vez leí por ahí de que "en la ciudad de México caminamos sobre cadáveres"... en el sentido de que, por ciudad de México se entiende el Centro Histórico y por cadáveres debemos entender que, habiendo 84 templos en un espacio más bien reducido y todos con un atrio que era a la vez cementerio, el caminar encima de ellos nos queda claro.

   Y aquí lo vemos, vivo, vigente, aquello de que el mejor sitio para un camposanto debe ser justo frente al templo. Creo hay pocos lugares en México en los que aun la muerte (o su recuerdo) está justo en el centro del pueblo.

   “La iglesia del lugar 1747-1776 probablemente es franciscana; es muy hermosa en su arquitectura, nunca en la zona hasta ahora: tiene frente a la puerta principal que da al oeste, una hermosa cruz de cantera que tiene grabada la pasión de Cristo, con figuras muy bien proporcionadas; esta cruz es también única en la zona por su belleza. Esta arquitectura indica que Tenayuca fue muy importante por su movimiento económico, minero, agrícola, forestal y ganadero, con mucha población humana, pues de otro modo no hubieran hecho tan hermosa construcción”.

   En cuanto  a la cruz, tengo ciertas dudas de que sea de tal antigüedad, yo la veo más bien de muy entrado el XIX, lo cual no le resta en nada mérito alguno. Y, apoyándonos en lo escrito por Pedro Trujillo García, veamos un poco más de la historia del lugar:

  “El 18 de julio de 1325 se fundó Tenochtitlán, México. Doscientos años antes, los caxcanes ya habitaban la zona llamada La Gran Caxcana (Jalisco y Zacatecas); entonces, hacia 1125 ya había habitantes en nuestra zona y eran los Caxacanes. Ellos eran nahuas, del grupo azteca o mexicano. Pelearon con los Texcuexes, venciéndolos y despojándolos de sus tierras (los Texcuexes habitaban la zona de Teocaltiche). A la llegada de los españoles, en esta zona encontraron Caxcanes, también llamados Ahmo titla, Caza; Ahmotitla, Caz’ahmo; etc. Ellos fundaron Nochistlán y repoblaron Teocaltiche.

  “Los aztecas procedían de Huehuetlapayan, Aztatlán o Aztlán; formaban una de las siete tribus nahuatlacas. Panténcatl, cacique Tzapotzingo, hoy estado de Nayarit, dijo que supo por su padre, señor de Acaponeta, que a su vez lo supo de sus antepasados, que del norte, una provincia llamada Aztatlán, salieron en diversos tiempos, dos peregrinaciones: la primera entró por Sonora, Sinaloa, Acaponeta, Aguacatlán, Tonalán, hasta llegar a Texcoco donde se quedaron; la segunda entró por Topia, Guadiana (Durango), Zacatecas, Xochipila, Tlatlenango, Nochistlán, Theocualtiqui (Teocaltiche), hacia Querétaro, hasta poblar la laguna de México.

  “Los aztecas partieron Huehuetlallpan en 1111 de nuestra era, según la muy autorizada palabra de don Wigberto Jiménez Moreno; y en 1160 según don Emilio Rodríguez Flores en su Compendio Histórico de Zacatecas, difieren en 50 años. En 1161 los aztecas llegaron a Huey Culhuacan, hoy Culiacán; aquí permanecieron tres años, en 1164 partieron al sur desviándose hacia zacatecas donde fundaron Chicomoztoc; de aquí continuaron por Cohuatlicame hasta Tuitlán, de donde conquistaron los Valles de Tlaltenango, El Teúl, Juchipila y Teocaltiche, poblándolos “con los rústicos mexicanos que traían, los cuales no hablaban la lengua mexicana tan culta y limitada como ellos…”; continuaron fundando Talpa (Jalpa), Toyahua, Mezquitutican (Mezticacán), Hiahualica (Yahualica) y otros.

  “En 1171 se fundó Nochistlán por nahuatlacas, en el cerro “el Peñol”; actualmente ocupa otro lugar cercano al anterior desde 1531. Los caxcanes “ocupaban el territorio de lo que hoy son los siguientes municipios: Nochistlán, Juchipila, Jalpa, Apozol, Moyahaua de Estrada, El Teúl de González Ortega, Atolinga, Tepechitlán, Sánchez Román, Momax, Tenayuca y parte de Apulco”, dice Rodíguez Flores.

  “Al noroeste del actual asiento de Tenayuca, a unos ters kilómetros se encuentra el lugar conocido como “La Tenayuca”; es tradición que ahí habitaban nuestros antepasados. En 1978 y 1980, se encontraron en esa zona algunos vestigios de habitantes. Esta es la primera noticia confirmada y publicada con reverencia. Por deducción de lo anterior, Tenayuca, municipio de Apulco, estado de Zacatecas, la fundadorn Caxcanes, aproximadamente en 1170 de nuestra era, hace 847 años. Este dato provisional servirá para fijar mejor esta fundación.




















Fuente:

Trujillo García, Pedro. Monografía de Tenayuca. Edición del autor. Tenayuca, Zac. 1996. pp. 41.42

martes, 29 de noviembre de 2016

De bardas, paredes, adobes por Tenayuca, Zacatecas

   Durante los días que pasé por la zona de Los Altos, entre Jalisco y Zacatecas si algo vi fueron paredes de adobe, a cual más interesante una de la otra, unas, incluso con una suerte de decorado hecho con piedras. Perfecta armonía entre los colores que la tierra produce ahí y su entorno, la vegetación más bien escasa y más bien seca; todo se conjugó para lograr esta serie de fotografías que creo quedarán como testimonio de la arquitectura vernácula de estos rumbos de México.