martes, 28 de febrero de 2017

Hacienda de San José de la Quemada, San Felipe, Guanajuato

   Una hacienda más en el municipio de San Felipe, Guanajuato, es la de La Quemada; fue junto con Jaral de Berrio la más grande de la región. Tiene la característica que, no lejos de la casa grande, un poco al norte, se localiza el puente que está dentro del catálogo del Patrimonio de la Humanidad en lo que era el Camino Real de Tierra Adentro. Esta vez, nos apoyamos en lo escrito por Isauro Rionda para conocer su historia.

   “El origen de esta hacienda se remonta al siglo XVI. Juan Sánchez de Alanís, alcalde mayor de San Felipe, otorgó una merced de un sitio de ganado menor el 6 de diciembre de 1562 al vecino de San Felipe Esteban García, el que la vendió en 300 pesos de oro común, el 21 de abril de 1568, al bachiller Juan Alonso, vecino también de la villa de San Felipe. El 17 de enero de 1572 se le hizo merced al mismo bachiller el 25 de enero de 1572 al también bachiller Alonso Martínez. Agustina de Escudero, viuda del bachiller Martínez, vendió lo heredado a Alonso Pérez de Bocanegra de 2 de marzo de 1597. El 16 de febrero de 1597 el Cabildo de la villa de San Felipe le otorgó una merced a Bartolomé Gómez, consistente en un sitio de ganado mayor, llamado la Laborcilla, y dos caballerías. El 26 de octubre de 1600, en el pueblo de San Juan de Río, el dicho Bartolomé Gómez vendió lo que le había dado a Alonso Pérez de Bocanegra en la cantidad de 120 pesos de oro común. Antes del 10 de junio de 1604, Alonso Pérez de Bocanegra le compró a Manuel López de Baena un sitio de ganado mayor en $450.

   El Cabildo de la villa de San Felipe, autorizado por las autoridades virreinales, otorgó el 6 de febrero de 1597 a Juan López un sitio de ganado mayor y dos caballerías de tierra donde ahora se encuentra el casco de la Hacienda de la Quemada. López lo vendió en 250 pesos de oro común a Alonso Pérez de Bocanegra el 11 de enero de 1605. En 1597 se le dio a Gómez García un sitio de Ganado Mayor, el que vendió el 27 de agosto del mismo año a Domingo de Ibarra, e Ibarra se lo pasó por compraventa a Alonso Pérez de Bocanegra el 19 de agosto de 1606. Elena de Arizmendi Gugorrón, viuda de Alonso Pérez de Bocanegra, heredó los bienes de su marido en 1629 y tomó posesión de ellos el 5 de maro de 1634. Elena y Alonso tuvieron una hija: Josefa Pérez de Bocanegra, la que heredó la hacienda después de la muerte de su madre. Josefa se casó con el capitán Gaspar de Angón, tuvieron un hijo: Juan de Arizmendi Gugorrón, al cual su madre le vendió la hacienda en el año de 1679, en $5,000. La que ya se llamaba hacienda de La Quemada, que era agrícola y ganadera, fue vendida por Juan de Arizmendi Gugorrón el 4 de septiembre de 1681 a García de Olivares, el que un día después la vendió en 8,542 pesos de oro común al capitán Andrés Pardo de Lagos, contador del Tribunal Mayor y Audiencia Real de Cuentas de la Nueva España.

   En la década que tratamos, la hacienda se componía de los sitios nombrados Las Zahurdas, La Laborcilla, Laberintilla, y La Quemada Vieja, y se llamaba hacienda de San José de la Quemada. Hacia 1696 la hacienda todavía era propiedad de Andrés Pardo de Lagos, pero en adelante ya no lo encontramos como propietario. Antes de 1739 era propiedad de Juan Bautista de Olazazan y de su esposa María Josefa de Castro, pero el 19 de junio de 1739, en la ciudad de México, este bien se les remató en pública almoneda y lo adquirió don Antonio de Lanzagorta y Urusagústegui, capitán reformado de caballería montada, caballero profeso de la Orden de Calatrava y vecino de la villa de san Miguel, quien creó un mayorazgo donde incluyó La Quemada. Después de su muerte le siguió su hijo Francisco Antonio de Lanzagorta y Landeta Urtusáusetegui y Saravia, caballero de la Orden de Calatrava desde 1749, regidor y alguacil mayor de de la villa de San Miguel el Grande. Éste murió antes de 1777 y su viuda y heredera doña Rosalía Anacleta Gómez de Acosta y Yáñez, siguió con La Quemada, la que aumentó en extensión con la adquisición de terrenos adyacentes.

   En 1777 la casa del casco, o casa grande como se le decía a la habitación de los dueños en las haciendas guanajuatenses, era muy grande y bien construida, situada a la orilla de un simpático arroyo, aunque de caudal chico, pero que en la época de lluvias traía y trae caudalosas avenidas; tenía la hacienda buenas tierras para la labranza, pero estaban dedicadas a la cría de ganado menor (borregos), del que sacaban cada año de 6 000 a 7 000 arrobas de lana. A un lado de la casa grande y desprendida de ella está la capilla dedicada a san José, al frente, las ruinas del mesón. En 1792 todavía La Quemada era propiedad de Rosalía Anacleta, pero posiblemente murió en ese año o en los dos siguientes pues para 1794 ya aparece como dueño de la hacienda su hijo Juan María de Lanzagorta y Landeta, que en su vida fue regidor capitular del Cabildo de San Miguel el Grande (en 1797), teniente coronel del Regimiento de la Reina y familiar de pruebas del Santo Oficio de la Inquisición. Murió Juan María y le sucedió Luis Gonzaga de la Canal. La Quemada fue visitada por los insurgentes de Hidalgo en 1810 y a partir de ese momento lo fue constantemente hasta 1821. De Luis Gonzaga pasó la hacienda a María Dolores Lanzagorta, que era dueña en 1829. Hacia 1830 La Quemada había pasado en propiedad a un tal Juan José Pastor, general del Ejército Mexicano, y en 1843 seguía siendo de él. 

   El cambio de propietarios de la hacienda siguió, y en 1856 era de don Francisco de la Canal. El 17 de diciembre de 1856 De la Canal la vendió a Roberto Traill. El 30 de septiembre de 1872 Roberto Traill (hijo), Paulina Cervantes de Traill (esposa), José Traill y Federico López, herederos de don Roberto Traill, vendieron la hacienda de San José de la Quemada al licenciado Joaquín Obregón González. Dicha hacienda en la década de los setenta tenía un valor fiscal de $40,800. Tiempos de bonanza se avecinaban para la hacienda, y para principiar, el 18 de febrero de 1888 el dueño donó los terrenos necesarios de la hacienda para el tendido e instalación de las vías para el paso del Ferrocarril Nacional Mexicano. Para entonces su casco contaba con cerca de setecientos habitantes. 

   A finales del siglo XIX La Quemada y Jaral de Berrio eran las haciendas más ricas del municipio de San Felipe, siendo la agricultura su principal dedicación, pues se había quedado muy atrás la ganadería. Allí se cultivaba chile colorado y otros, maíz, frijol, trigo, etc., y en grandes cantidades, por el ferrocarril, el producto era llevado a la ciudad de México, San Luis Potosí, Guanajuato y otros muchos lugares. En 1904 La Quemada estaba muy comunicada; aparte del camino de herradura que existía desde el siglo XVI, el ferrocarril cruzaba sus tierras de cabo a rabo, y los teléfonos propios del gobierno del estado de Guanajuato, del cual era gobernador el duelo de la hacienda, la comunicaban por medio de un poco más de 38 km con la ciudad de Guanajuato; 19 km a San Felipe Torres Mochas, y con San Diego de la Unión por 33 km de hilo alámbrico en posterías.

   Además contaba con escuela de primeras letras. El dueño construyó una enorme presa “del tipo Krantz”, un gran bordo de tierra en La Cieneguita y varios diques, lo que fertilizaban y aseguraba el agua, haciendo de la hacienda una de las primeras de la región norte de Guanajuato. Se vino la revolución de 1910 y sus consecuencias. Los tiempos felices terminaron ¡para bigotudos dueños y encopetadas esposas!

Fuente:

Rionda Arreguín, Isauro. Haciendas de Guanajuato. Editorial La Rana, Guanajuato, 2004, pp. 157-162

lunes, 27 de febrero de 2017

Hacienda de San Andrés del Cubo o la pureza de línea. San Felipe, Guanajuato.

  Es verdaderamente impresionante la cantidad de haciendas y, sobre todo, la dimensión de cada una de ellas (o de la mayoría) que hay en el municipio de San Felipe, en el estado de Guanajuato, a cual más guarda una gran historia, muchas de ellas asociadas a uno de los poderosos hacendados y millonarios de la Nueva España del siglo XVIII, el marqués de Jaral de Berrio, cuya propiedad principal llevaba su nombre y se encontraba en el norte de ese municipio.

   La que hoy visitamos en forma virtual es la Hacienda de San Andrés del Cubo, verdadero paraíso para los actuales minimalistas, pues en la pureza de linea que hay en el casco de la hacienda nos dice de otro estilo, distinto, sobrio, elegante, y, sobre todo, geométrico en que se desarrolló. Fechas no las sé, cantidad de tierras, tampoco, solamente sé, gracias a mi estimado Homero Adame, que ésta junto con varias más en San Felipe, como la de Santa Rosa,  eran propiedad del mencionado marqués.

De la historia que puedo contar, al modo El Bable, no es mucha, pero sí intensa, aquí comienza:

Villa de San Felipe.- El capitán Andrés de Berrio, contra Miguel González del Pinal, dueño de la Hacienda de San Bernardo de la Petaca, sobre propiedad del sitio nombrado Periañez. Cita las Haciendas del Bizcocho y San Diego del Cubo, Jurisdicción de Guanajuato.

AGN. Tierras, Cont. 120, Vol. 223, Exp. 2. Año 1705

 Villa de San Felipe- Diego Javier Pardo del Lago, duelo de la Hacienda de San José de la Quemada, contra Andrés de Berrio, dueño de la de San Andrés del Cubo, sobre propiedad del sitio nombrado La Cienguilla. Jurisdicción de Guanajuato. 

AGN. Tierras, Cont. 150, Vol. 282, Exp. 2. 1720-22

 Villa de San Felipe.- Títulos y mercedes de tierras, en términos de la dicha Villa. Posesiones dadas al Capitán Andrés de Berrio, dueño de las Haciendas de Jaral y San Andrés del Cubo. Jurisdicción de Guanajuato.

AGN. Tierras. Cont. 70, Vol. 130, Exp. 3, 1607-1730


















domingo, 26 de febrero de 2017

Feliz Año Nuevo 5 Calli (2017)

  De acuerdo a la Edición Especial 71 de la revista Arqueología Mexicana, en la que se hace una correlación del Xihupohualli, calendario solar, con el calendario Gregoriano, que es el actual, el que nos rige, hoy, 26 de Febrero de 2017 sería el primer día del Atlacahualo. "Voz náh., de atl, agua y cahualo, dejado). Mit. Nombre de la primera veintena del año...". Así que si es el primer día de la primera veintena del año, esto quiere decir que hoy es Año Nuevo, así pues, ¡Feliz Año 5 Calli!

sábado, 25 de febrero de 2017

Ser o no ser.. el caso de la Hacienda de Santa Rosa, en San Felipe, Guanajuato

  En este Bable lo que ahora vemos lo catalogo como un portento, no hay otro adjetivo. Arquitectónico, estructural, funcional... como lo quieras ver; eso es. Se trata de un silo, forma más caprichosa nunca antes había visto, aunque recuerdo en Tancoso haber visto algo casi, casi igual pero no tan "barroco" como esto. En Tancoso es solamente el "armastrote" enorme, un cilindro de exageradas dimensiones, pero aquí está rodeado de algo que supongo unas escaleras. Estamos en la Hacienda de Santa Rosa, municipio de San Felipe, Guanajuato.

  Entremos en tema: "El rey Felipe II le concedió el título de villa el año de 1563: además cinco leguas de terrenos por cada viento para sus ejidos: pero el virrey marqués de Casa Fuerte, de acuerdo con la audiencia, las redujo á dos por orden de 18 de Marzo de 1748: la área de dichos ejidos debía tener diez y seis leguas cuadradas; pero muchos particulares están en posesión de la tercera parte de estos terrenos, que son muy fértiles y de riego en su mayor parte. La envidia de los vecinos por obtener el arrendamiento de estas tierras, y el injusto reparto que de ellas hace el ayuntamiento, son las causas que ocasionan casi todos los disturbios de la población y la ruina de muchas familias: en cada renovación de funcionarios municipales, despojan éstos de sus ranchos á los antiguos poseedores para darlos á sus parientes ó amigos, que son despojados á su turno por los concejales del año siguiente: tal inseguridad y tales injusticias mantienen perpetuamente la discordia entre los vecinos. El congreso de Guauaxuato mandó dividir el terreno en lotes que deberían recibir en enfiteusis los padres de familia pobres"

   “Con este fin el Sr. Muñozledo hizo venir de México al agrimensor D. Manuel Ploves, quien dividió los lotes, mapeó el terreno y todo parecía que iba á terminar felizmente; cuando se cambió la forma de gobierno el año de 1853 y ya no pudo realizarse tan benéfica idea: hoy parece que trata de llevarla á cabo el gobierno de Guauaxuato”.

  “Entre las mejoras importantes que ha obtenido esta villa debe justamente numerarse la de haber conseguido que el camino carretero de Tampico á Guanaxuato pasase por el centro de la población: el año de 1852: el octavo congreso constitucional de Guanaxuato mandó inutilizar el derrotero antiguo que pasaba á dos leguas de la villa, y trazar uno nuevo mas cómodo, que facilita al caminante mejores alojamientos: á la vez que hace más difícil el fraude de las alcabalas que hacían los traficantes entre el puerto y la capital del Estado. Esta medida cooperó mucho á aumentar el comercio y población de la villa.

  "El temperamento de ésta es muy frio por estar situada en una vasta llanura en los puntos más elevados de la sierra. El trigo se da con abundancia; así el maíz cuyas cosechas son siempre escasas. Los habitantes se sostienen de la agricultura, la cría de ganados, las matanzas de chivos, el comercio al menudeo y la arriería.

  Los habitantes en lo general son sencillos y de costumbres muy puras: en tiempo del cumplimiento de iglesia llegan á comulgar hasta diez mil personas en solo la iglesia parroquial, á pesar de que la población del casco de la villa no excede de seis mil habitantes.

  “En los alrededores de San Felipe hay muchos ojos de agua zarca, delgada y saludable que surten á la población y riegan los sembrados. En ellos también se fabrica la mayor parte de la pólvora que necesitan par a su consumo las minas de Guanaxuato, se elabora el salitre, y se recoge gran cantidad de azufre que se encuentra en los cerros inmediatos. En el del Fraile se encuentran vetas de estaño, y á mayor distancia en los del Gigante abundan los mantos de cinabrio, cuya explotación no ha podido continuarse porque el valor del mercurio extraído no cubre los gastos que ocasiona. Cuando disfrutemos el beneficio de la paz, estas minas ciarán quizá á sus dueños una riqueza superior á la que han producido las de Californias. 

  “El mineral de la Chica y aun el cerro del Fraile producen también gran cantidad de azogue que sacan los pobres, quemando las piedras en vasijas de barro: el Sr. D. Antonio del Castillo, que reconoció estos criaderos en 1814 ha dado amplias noticias de su riqueza en una memoria que presentó á la junta de fomento el año referido

  "A tres leguas de distancia del mismo San Felipe, por el rumbo del Norte, en terrenos de la hacienda de San Bartolo, se encuentra una cueva enorme casi en la cumbre de un cerro de cuya cima baja un cauce de agua cristalina, que cae de gran altura sobre unos peñascos que se hallan al frente de la misma excavación: esta cascada presenta un bellisimo espectáculo. La cueva parece, hecha á mano por los indios chichimecas.

  “En la jurisdicción de este curato se encuentran veintiséis haciendas de campo, noventa y tres ranchos anexos á ellas y nueve independientes, cuatro molinos de trigo, dos fabricas de vino mezcal y una de aceite" (1).


Fuente:

1.- Romero, José Guadalupe. Noticias para formar la historia del Obispado de Michoacán.

viernes, 24 de febrero de 2017

Hacienda del Blanquillo, claro ejemplo de la pérdida patrimonial. San Felipe, Guanajuato

     A este lugar llegué, virtualmente, atraído por la imagen de su templo, de grandes dimensiones para estar asentado en donde está. Cosa nada nueva, pues son varios templos de semejantes dimensiones los que hemos visto junto a una hacienda, pero, al ir "paseando" por las calles de una comunidad (rancho) que tiene por nombre el de Laguna de Guadalupe fui yendo de tumbo en tumbo hasta que el cursor me llevó a una escena que me dejó literalmente sin palabras:

 ... esta.

   Indudablemente que estábamos frente a un portento, un portento desmoronado, que se sigue desmoronando. ¿Qué pasó? pues lo mismo que en todas las haciendas de México, que llegó 1917 y las cartas de parte del nuevo reparto agrario comenzó con amenaza y siguió, ya en los veintes con una entrega indiscriminada de propiedades. Me explico.

   Quizá piensas que la palabra "indiscriminado" sea excesiva y que no veo las necesidades que el pueblo tenía (y sigue teniendo). No, no es así, pues ya en los treintas, con Lázaro Cárdenas, cuando se formalizó la Reforma Agraria y el consiguiente reparto, se estableció que se deberían respetar los cascos de las haciendas... y no ocurrió. Ejemplo más claro no podemos ver que este de la imagen.

   El odio, el rencor, la frustración, el recelo, y todos los adjetivos que quieras agregar fueron manifiestos una vez concluida la "Revolución" e iniciado el Reparto Agrario. ¿De qué sirvió? pues, para ayudar a los necesitados ¿será cierto? creo que no, ahora hay más necesitados que en 1920. Sirvió para que la riqueza de unos pasara a manos de otros. Pero no me alejo del tema central de El Bable y nos vamos a buscar la historia de este lugar. El cual no se llamaba así, sino El Blanquillo.

   Encuentro en el Archivo General de la Nación un Testimonio de la escritura de ratificación de depósito que otorgó Manuel de la Sierra Puente, de las Haciendas de Labor tituladas Baúl de Todos Santos de los Bledos, San Miguel Tepetate, Santiago del Blanquillo y San Pedro, en la jurisdicción de San Luis Potosí y de la Villa de San Felipe. (AGN. Tierras, Cont. 1458, Vol. 3354, Exp. 30. Año de 1744.) San Pedro, creo, se refiere a Almoloyan.

   Leo en las Noticias del padre Romero: "La población de esta parroquia es muy vasta: en la época en que yo serví el curato, ascendía á 47,500 habitantes, de los cuales tres cuartas partes son de raza blanca ó mestiza, y el resto de indios que hablan el idioma castellano. Este curato necesita dividirse en dos para la cómoda administración de los sacramentos, porque comprende una área de 125 leguas cuadradas. El párroco necesita sostener siete padres vicarios, dos en la cabecera y uno en cada una de las haciendas siguientes: la Quemada, San Isidro, el Blanquillo, San Juan de Llanos y Tachiquera. San Felipe es uno de los curatos que tiene sacristía mayor".  

   "En cada hacienda de las referidas hay uua vicaría fija que ayudan á dotar los dueños de aquellas: el párroco costea el sueldo de un notario en cada vicaría: éstas tienen capillas decentes, y Camposantos por la grande distancia que las separa de la cabecera" (1).

 En el Censo de 1900 la Laguna del Blanquillo se registra con 1006 habitantes, la tercera comunidad más grande del municipio de San Felipe, luego de Jaral de Berrio y San Pedro Almoloyan. Pero ¿por qué la destrucción? No tengo la menor idea.















   Este es el casco de la Hacienda del Blanquillo.

  No lejos del rancho, hacia el oriente, están las trojes del la hacienda.

   El mapa es de 1862, viene incluido en el referido libro del padre Romero, vemos que la Municipalidad de San Felipe abarcaba toda la parte noroeste del Estado de Guanajuato, vemos un camino que sale de San Felipe rumbo a la Haceinda de Jaral de Berrio, el otro va por Santa Bárbara y continúa a El Vaquero, que es el actual Ocampo, del Vaquero aparece un camino a Laguna del Blanquillo, actual Laguna de Guadalupe. Vemos que San Pedro y San Antonio llevan el nombre del Blanquillo, pues integraban la misma propiedad o, en todo caso, la integraron. San Pedro ahora es Almoloyan; San Antonio es el del Maguey.


¿Por qué? me lo seguiré preguntando...

Fuentes:

1.- Romero, José Guadalupe. Noticias para formar la historia del Obispado de Michoacán. Imprenta de García Torres. México, 1862.

2.- González, Pedro. Geografía local del Estado de Guanajuato. Editorial La Rana. Guanajuato, 2004.