jueves, 7 de septiembre de 2017

Pueblo minero de La Luz, mina de Santa Ana, Real de Catorce, San Luis Potosí

  Hoy tengo ideas encontradas... varias, todas al mismo tiempo. Al ver este sito, el templo de La Luz contiguo a Real de Catorce en San Luis Potosí. Alcancé a ver, desde lo lejos, los vestigios de un sitio que fue próspero, de los que generaron riqueza al finalizar el XIX y comenzar el XX. Tanto así que Porfirio Díaz estuvo presente -dicen- dos veces, una en forma oficial, la otra en plan de amigos.

  Y las ideas encontradas versan en dos temas: uno el social y el turístico, el otro el de medio ambiente. Esta foto la tomé desde el enorme descanso que sirve de estacionamiento a los autobuses que llegan al lugar, sea por pasaje que por turistas pues de ahí hay que seguir por el túnel para entrar al pueblo que ahora es Mágico. En el ángulo inferior izquierdo verás que hay un pueblo minero, se trata de La Luz, y pocos metros atrás la mina de Santa Ana.

  Ideas encontradas porque, al visitar este real de minas y otros tantos, como Pozos en Guanajuato, por ejemplo, vemos que la abundancia hizo crear lugares tan magníficos con construcciones tan grandes que sirvieron para dos décadas... luego serían abandonadas pues la bonanza había terminado. Eso que vemos al fondo es un cementerio.

  Las ruinas generan un interés hacia lo desconocido, lo misterioso, lo espeluznante y todo eso se engloba en el concepto de Pueblo Mágico, aquellos que fueron "pueblos fantasma" ahora son Mágicos. Quizá lo has notado, pero muchos, muchos lugares de este catálogo de Sectur fueron pueblos mineros, concluimos que lo minero se vuelve mágico.

  Si somos observadores veremos que en torno a todo pueblo minero lo que impera es la deforestación, la erosión y las aguas (y tierras) envenenadas, especialmente por arsénico. Así que la magia de los pueblos va de la mano con temas que en la actualidad están catalogados como degradación medioambiental. Y leo:

  "El paisaje de Real de Catorce está en continua renovación, pero si algo lo caracteriza históricamente es que la irrupción de la actividad minera trajo consigo una nueva relación humano–ambiente, basada en un sistema económico, social y cultural nuevo, que ha dejado sus trazos en este espacio. Ejemplo claro de esto es el cambio radical de la cobertura vegetal en los primeros años, lo que indirectamente intensificó la erosión y dispersión de contaminantes derivados de la misma actividad. La tecnología es uno de los principales elementos que han configurado el paisaje, bajo el interés por la ganancia de la clase propietaria y el valor de cambio que el sistema otorga al mineral blanco. Las ruinas de minas y sus jales, haciendas de beneficio e infraestructura como caminos o estaciones de ferrocarril son el resultado. El análisis de las diferentes etapas de desarrollo del paisaje permite identificar los procesos clave que han dejado huella en éste. De entre ellas, las oleadas históricas de acumulación capitalista, por desposesión o ampliada, han sido claves y seguirán impactando esta microrregión bajo patrones de desigualdades socioambientales.

  "El desarrollo local no ha sido un factor en las transformaciones del paisaje y el uso de los recursos, como sí lo ha sido la transferencia de riquezas. Desde una tardía minería colonial que aún tenía cierta mediación con lo regional y lo local (por ejemplo, las áreas subordinadas como Potreros, Cedral y Los Catorce), restringida por los medios de transporte, hasta la nueva minería, donde los beneficios se dirigen a las oficinas centrales de las empresas en ciudades foráneas (en el caso de First Majestic Silver a Vancouver, Canadá). Se asiste a una nueva oleada de acumulación capitalista, cualitativa y cuantitativamente más agresiva, donde gran parte de los beneficios drenan a las metrópolis globales y en menor medida a contratistas en ciudades de México, "con mínimos pagos al fisco y montos ínfimos a la población local" (Garibay, 2010:150). Uno de los medios que se han utilizado para acelerar estos procesos es la construcción de infraestructura, que es uno de los objetivos de los gobiernos actuales, pero que históricamente (por ejemplo, la introducción del ferrocarril durante el porfiriato) ha permitido intensificar la explotación de la población y del medio (Delgado, 2010).

  "Actualmente, a partir de los vestigios de la actividad minera se ha desarrollado la actividad turística en Real de Catorce (presentada en el discurso oficial como una alternativa para promover el desarrollo) que, en nuestra opinión, no supone un sustento a largo plazo ya que la población vive de rentas o de prestar servicios y su producción es casi nula. ésta depende nuevamente de las condiciones económicas externas que definirán la concurrencia de visitantes y durante crisis económicas no supone una posibilidad de sustento.

  "La trayectoria histórica del paisaje nos da claves de cuál es el itinerario futuro de continuar con estructuras sociales y económicas similares. Si se considera el contexto generalizado en el país frente a las empresas mineras actuales (Garibay, 2010; Delgado, 2010; Machado, 2010) y las aportaciones a las poblaciones locales, el nuevo proyecto minero en Real de Catorce se manifiesta como parte de esta lógica. Ciertamente con un perfil bajo ya que no es una actividad tan impactante como la minería a cielo abierto,13 pero con el mismo principio de extracción de riquezas, socialización de costos e "insensible a los requerimientos ecológicos más elementales de la reproducción de la vida" (Machado, 2010:59). (1)

  Esto que acabas de leer es apenas la conclusión del ensayo que Gerónimo Barrera de la Torre publicó bajo el título de El paisaje de Real de Catorce: un despojo histórico. Lo puedes leer completo aquí.





Fuente:

1.- BARRERA DE LA TORRE, Gerónimo. El paisaje de Real de Catorce: un despojo histórico. Invest. Geog [online]. 2013, n.81 [citado 2017-09-07], pp.110-125. Disponible en: . ISSN 2448-7279.

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