sábado, 6 de enero de 2018

Requiem por la Casa Colorada de Salamanca, Guanajuato

   Fue en 1887 cuando comenzó el servicio del ferrocarril por el Bajío, Salamanca se comunicó por los novedosos caminos de fierro con Celaya al oriente y con Irapuato al poniente, al poco tiempo el tramo se conectó con el Ferrocarril Central Mexicano y el servicio se extendió desde la Ciudad de México hasta Ciudad Juárez. De ese modo Salamanca irrumpió en la modernidad una década antes de que concluyera el siglo XIX.
 
  Fue así que la Estación del Ferrocarril se volvió el punto neurálgico de la población, el comercio floreció en torno a la estación y los horarios tradicionales de abrir y cerrar las tiendas se adaptó a la hora de llegada y salida de los trenes. Una de las tiendas que aprovechó mejor el nutrido tránsito de pasajeros del tren fue la Casa Colorada pues se localizaba justo frente a la estación, por poco tiempo que durara la escala en Salamanca, era suficiente para llegar allí a surtirse de algo para el camino. En la fotografía de época vemos al fondo del lado izquierdo la mencionada casa, quizá el color oscuro que notamos en sus muros sea el origen de su nombre.

  Y allí estuvo viendo pasar las tropas revolucionarias, quizá fue saqueada cuando los villistas y por un lado y carrancistas por el otro, establecieron efímero cuartel en Salamanca. La Casa Colorada era una tienda de abarrotes que incluía cantina, quizá algún tentempié se ofrecía también.

  En la década de los cuarenta del siglo XX la Casa Colorada seguía allí, alcanzamos a notar dos de sus puertas en la parte izquierda de esta toma. En los cincuenta pasó a ser casa habitación, quizá un poco incómoda por estar junto a la vía y el consecuente ruido del paso de los trenes.

  Ya en los sesenta la Casa Colorada y todo lo que había detrás de ella se convirtió en bodega de semillas, en ocasiones el olor a ajo era muy fuerte, evidentemente que una buena cosecha había habido y allí se almacenaba.

   Ya en los noventa, con la desaparición del servicio de pasajeros de los trenes mexicanos, la zona de la estación cayó en el olvido, más aun luego de la construcción del paso a desnivel. Muchos de los habitantes de Salamanca ni siquiera oyeron una vez hablar de la Casa Colorada.

  Comenzado el siglo XXI, se retomó la idea hacer la calle que corre en paralelo con las vías del tren, la calle Insurgentes y comenzó la demolición de todas las construcciones que habían invadido el derecho de vía que a los tendidos ferroviarios le corresponde, en noviembre de 2017 correspondió a la cuadra frente a la estación hacer lo propio, los días de la casa colorada cada vez eran menos.

  Del inmueble solo quedaba una pared, esa que vio pasar durante más de un siglo los trenes que iban para el norte, hasta ciudad Juárez y los que venían de allá rumbo a la capital del país...

  En mediados de diciembre la pared fue demolida, de ese modo desapareció la Casa Colorada, paso a mejor vida, vida que incluye el olvido pues pocos, muy pocos recuerdan que allí estuvo.


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