miércoles, 7 de febrero de 2018

De la solicitación y otros pecados... en la época virreinal

  “Probablemente uno de los aspectos más interesantes acerca del delito de solicitación sea la parte legislativa que las autoridades eclesiásticas se encargaron de emitir para controlar y castigar a los clérigos que incurrieron en la falta. En este sentido, se puede decir que solicitar, solicitación y solicitante son los términos cuyo significado gramatical es desbordado por la interpretación que de ellos hace la doctrina moralista. Solicitar esencialmente es pedir; o sea, se refiere a alguien que trata de conseguir la amistad, el amor, la compañía o la atención de otro. Pero esta forma de entender la solicitación se complementa con otros elementos utilizados para alcanzar el mismo fin: despertar preocupación con promesas, halagos o con la esperanza de lograr algo.

  En las acepciones mencionadas nace una idea común: solicitar es requerir, rogar, pretender, procurar. Cada una de ellas denota una actitud suplicante, prejuzga la consecución, el éxito de la instancia. No todo el que solicita algo tiene la garantía de que lo que ha de conseguir. Pero este no es el único dato común: en todas las expresiones aflora la razón de ser, el objetivo final del requerimiento: la posesión de una mujer, el acto carnal con ella." (1)

   Del tema sexual, tan oculto y encubierto... por así decirlo, hay mucho que hablar; ahora, luego de varios siglos, lo vemos como cosa jocosa, como anecdotario de lo incómodo, de lo escandaloso, de lo inusual, pero, la verdad no lo era. Lo que era, es que hace 3 siglos las cosas se veían de modo muy distinto a lo que es hoy en nuestros día.

  Canal 22 tiene una serie extraordinaria que aborda la sexualidad en tiempos virreinales y posteriores, sobre la solicitación, puedes ahondar aquí.

Fuente:

1.- González Marmolejo, Jorge René. Sexo y confesión. Plaza y Valdés, México, 2008, p.25

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